Sobre Mateo 11:28 - “Venid a mí, todos los que estáis afligidos y agobiados.” El que trabaja para obtener éxito se cansa inútilmente, porque espera de sus fuerzas lo que sus fuerzas no pueden dar: nuestra es la lucha, la victoria es de Dios. Tal vez se encuentra afligido, como quien sufre el fracaso; y además, agobiado por el esfuerzo inútil.
En cambio, el que recibe de Cristo el yugo luego de ir hacia Él por el amor, obra y lleva el yugo por amor. No siembra como quien espera obtener el fruto o el alimento de su propia siembra, sino que florece y fructifica como quien ha sido ya sembrado. Ya obtuvo el fin que es el amor (“y yo os daré descanso”) y desde el amor irradia el bien en sus obras.
Que quede claro: hay que trabajar con la prudencia y el esfuerzo necesarios para lograr el éxito, en cuanto depende de nosotros. Eso es lo que Dios quiere. Pero no hay que trabajar por el éxito como fin, sino por amor a Dios y para su gloria. Debemos trabajar para que el plan de Dios se cumpla, no el nuestro. Para su gloria, no la nuestra. En el plan de Dios puede haber fracaso y humillación para nosotros.