P. Andrés Ayala, IVE
Siempre encontré en la cuarta estrofa del Pange Lingua una especie de clímax poético de todo el himno. Y siempre también quise traducirla de manera que el artificio[1] de las mismas palabras de Santo Tomás, y no sólo su significado, pudiera apreciarse igualmente en castellano.
Aquí va mi intento. Y más abajo agregaré otras consideraciones.
El Verbo hecho carne por verbo hace carne el pan verdadero
y el vino se hace de Cristo la sangre; y al hombre sincero
le basta la fe, si el ojo no ve tan grande misterio. | Original en latín
Verbum Caro panem verum verbo carnem efficit: fitque Sanguis Christi merum, et si sensus deficit, ad firmandum cor sincerum sola fides sufficit. |
Las palabras utilizadas en la traducción no son difíciles, como tampoco lo son las del mismo Santo Doctor (excepto tal vez para el caso de la palabra merum, que significa vino). La rima que uso es simple (y asonante); el verso de seis sílabas tal vez no es muy elegante pero hace el poema ágil. Creo que el mérito más grande de la traducción es que puede leerse casi como una prosa y así y todo entenderse muy bien. Como puede verse, mi intención era capturar el juego tomista de los primeros dos versos.
En mi opinión, este tipo de poesía, de vocabulario más accesible al pueblo pero por otro lado muy profunda, es de gran utilidad pastoral. Opinión de pastor, no de poeta. También creo que el arte tiene sus propios derechos, y que la belleza del arte no se puede someter de cualquier modo a fines prácticos. En otras palabras, el arte no debe dejar de ser arte cuando se usa para la pastoral, aunque hay manifestaciones artísticas que pueden no ser útiles en determinadas circunstancias pastorales.
Además, un cierto “ritmo” en las poesías ayuda a que sean más accesibles al pueblo. Cuando a cada verso corresponde una cierta unidad lingüística y, además, hay un cierto paralelo rítmico entre los mismos versos, la poesía adquiere como su propia “música” y genera un cierto gozo estético que puede hacer más fácil la comprensión del mensaje. Cierto, este tipo de ritmo puede en algún caso quitarle valor a la poesía, haciéndola menos elegante (por hacerla demasiado sencilla) y quitándole el esplendor propio de la belleza.[2] Para mí, que no tengo el arte poético consumado ni mucho menos, la guerra entre la claridad en la expresión y el esplendor de la forma no siempre termina en la paz. Supongo que para el verdadero artista se trata más bien de una danza, no de una guerra.
Finalmente, el hecho de que una poesía esté traducida no significa que uno no deba explicarla cuando está predicando. El lenguaje poético a veces es claro, pero nunca tan claro como el lenguaje llano. Uno no roba nada a la poesía cuando la explica: el que la mata es el que no la dice, mientras que quien la explica le consigue amigos. La gente recordará con gusto una poesía que entiende.
[1] Uso “artificio” en el significado de “Arte, primor, ingenio o habilidad con que está hecho algo,” que es el primer significado de la palabra según el diccionario online de la RAE.
[2] Se podría agregar que el paralelo rítmico entre los versos hace más fácil “escuchar” la poesía pero no es fácil de conseguir. Ahora bien, que sea difícil de conseguir no necesariamente hace más bella la poesía. Y tal vez ni siquiera la hace más fácil de entender: un oído superficial puede distraerse de la idea justamente por seguir el ritmo…